Con la cara de un bebé, surge una esperanza y a la vez un temor, que el mundo no haya visto antes. Porque ahora Dios tiene una cara.
El mundo ya no es seguro de como es Dios. Una vez que haya aparecido en un establo, quien puede saber donde aparecerá después o hasta que extremos irá o hasta que nivel de auto-humillación se someterá en su búsqueda del corazón humano.
Si su poder, majestad y santidad estuvieron presentes en este evento tan prometedor (auspicioso), el nacimiento de un hijo de campesinos, entonces no hay lugar, ni tiempo demasiado insignificante donde Dios no pueda estar. Eso es la esperanza!!
Y el temor... Todo eso quiere decir que no estamos a salvo de él, no hay lugar donde podamos escondernos de Dios, no hay sitio donde estemos a salvo de su poder para interrumpir, entrar y quebrantar nuestro corazón humano. Porque es justo cuando él parece más impotente e indefenso que en realidad es más fuerte. Y justo en el sitio donde lo esperamos menos es donde aparece con su plena presencia.
Pero al mismo tiempo este nacimiento significa que Dios nunca está a salvo de nosotros. Él nos viene de tal manera que siempre lo podemos rechazar, igual como podríamos ignorar a un niño o colgarle a un hombre en una cruz cuando su voz penetra demasiado.
Dios nos aparece en las personas hambrientas, a las cuales no tenemos que dar de comer. Nos viene en las personas que se sienten solas, las cuales no tenemos que consolar. Se nos presenta en la desesperada necesidad humana a la cual siempre podemos dar la espalda. Significa que Dios se somete a la merced de nosotros, y no solo en el sentido del sufrimiento que le causamos por nuestra crueldad, egoísmo y frialdad, sino también en el hecho de elegir sufrir nosotros mismos. Porque así es el amor. Cuando alguien que amamos sufre, sufrimos también.
Traducción de una parte de Las Caras de Jesús.
Saturday, November 08, 2008
Las Caras de Jesús- por Buechner
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